Se trata de un cultivo perenne que, por definición, se extiende en una plantación de varias hectáreas de una única especie. Los arboricultores responsables utilizan los espacios entre hileras y los bordes de las parcelas para plantar especies vegetales, setos, bosques y cubiertas vegetales que compensen esta práctica.
Estas plantas no solo repercuten en el hábitat de aves e insectos, sino también en el suministro de alimentos. En estos casos, las abejas son bioindicadores muy relevantes, puesto que, si no hay alimento suficiente, desaparecerán de la zona, al igual que todo un ecosistema.
Sabiendo que la calidad de la polinización afecta a todos los criterios de calidad de la fruta, los polinizadores son la clave para un rendimiento óptimo de la producción arborícola. Instalar polinizadores silvestres o abejas melíferas cerca del cultivo es, por tanto, muy beneficioso tanto para el medioambiente como para los arboricultores.
La medición continua de la disponibilidad de alimento junto con el sistema de biovigilancia de BeeGuard permitirá clasificar el año en periodos de excedente, equilibrio y déficit. De esta forma, si el arboricultor se centra en las acciones necesarias para equilibrar los periodos de déficit, obtendrá un mayor impacto y una mejor relación inversión-beneficio.